Hay en la Catedral de Zacatecas un Cristo que bien puede estar incluido en esta especie de catálogo que de Cristos de pasta de caña de maíz hemos venido anotando sus historias. Si bien no me fue posible encontrar más datos de la procedencia de El Señor de la Parroquia, encuentro, en cambio, una muy interesante entrevista realizada al español, maestro en historia del arte, Pablo Amador Marrero; esto en la revista del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM. Antes de pasar a ella, solo anoto que esto que vemos en la foto es la fachada lateral, norte, de la Catedral de Zacatecas en donde hay un altorrelieve del Señor de la Parroquia.
Esta es la parte media de la fachada lateral en donde apreciamos las columnas con tan singulares cariátides.
¿Cuál es su definición de estofado?
El estofado es la imitación textil de las decoraciones en escultura. Es el ajuar del santo. Las razones por las cuales el santo se viste de tal manera, así como todas las características técnicas y estilísticas de las policromías, de lo que adorna al santo.
El entrevistador agrega otra definición de estofado: "Técnica de la imaginería en madera policromada. Tiene sus orígenes en el arte gótico y fue adoptado por el arte barroco español y por esa vía se traspasó al arte colonial americano. Se realiza aplicando finas láminas de oro sobre partes de la imagen; luego se colocan pigmentos de color encima y después el color mismo se raspa o rasguña haciendo dibujos, de manera tal que quede descubierto el oro."
Un artístico anagrama del IHS aparece en ambas bases de las columnas, siempre en la fachada lateral norte.
Estas esculturas se visten, tienen lágrimas de cristal, etcétera. ¿Por qué? ¿Acaso se busca realismo en las esculturas?
El oro es en sí mismo un elemento pagano, desde la época más remota, la prehispánica, en el caso de México. Al catolicismo el oro siempre le ha llamado mucho la atención. La riqueza ornamental hacia el dios, hacia lo sagrado en lo general, provoca su ostentación, su riqueza.
A mediados del siglo XVI en el Concilio de Trento se entendió perfectamente cuál es el poder de la imagen y lo que ello conlleva. Ese poder de la propia imagen significa provocar su ornamentación y decoración como un trámite para la conexión con lo divino.
México todavía es un país muy religioso; se observa claramente en el plano de las costumbres y de las tradiciones populares. Es posible percatarse de la ornamentación del santo porque está unida a la mentalidad de la gente. Cada pueblo se identifica con una serie de formas decorativas: las pelucas, las lágrimas, los ojos de cristal, las uñas postizas, las heridas sangrantes, los corazones que palpitan. Es una forma teatral que posee la imagen para acercar lo divino a lo humano. El estofado es una riqueza visual y a su vez es el realismo que se le da a la pieza al vestirla.
En la nave izquierda de la Catedral se encuentra el altar donde se venera a El Señor de la Parroquia.
El poder de la imagen está directamente relacionado con el carácter devocional de los pueblos. El cristiano necesita de la imagen. De eso se vale el Concilio de Trento en el siglo XVI en un momento histórico contrarreformista. La imagen es el arma perfecta de la que se vale el conquistador -según Andrés Ricardo- para la evangelización de los pueblos americanos. Ese poder visual sigue activo en nuestros días; le resulta mucho más fácil al devoto relacionarse con un elemento de bulto que con el concepto cristiano, cualquiera que éste sea.
Dicho lo anterior, entonces el estofado es una técnica meramente religiosa
La ornamentación estofada es prácticamente de devoción cristiana. Pero también la encontramos en ciertos elementos civiles de España como marcos de pinturas del siglo XVIII y XIX y en algunas tumbas. Pero en efecto es más bien religioso.
Las soberbias torres de la Catedral de Zacatecas, obra máxima del barroco novohispano.
Para ver toda la entrevista completa, entra en el siguiente enlace:
http://www.esteticas.unam.mx/revista_imagenes/dialogos/dia_pablo06.html
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