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Esta es una de las fotografías más antiguas que he podido conseguir del Cristo Negro del Señor del Hospital, esta la obtuve del libro 6 Siglos de Historia Gráfica de México (1).
Hay una, que más que historia o leyenda es una verdadera ANÉCDOTA, que en este año, que celebramos dos grandes acontecimientos en Salamanca, los 450 años de la llegada de imagen del Cristo del Señor del Hospital y el Bicentenario del inicio de la guerra de Independencia, se unen para darnos algo que, creo sinceramente, es una verdadera joya que ha permanecido un poco en el olvido pero que, ahora, logramos rescatar para el conocimiento de todos los salmantinos.
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Para adentrarnos en esta historia, debemos conocer primero al personaje que la oyó de viva voz y tuvo a bien escribirla en su monumental obra, un distinguido guanajuatense que conoció muy bien Salamanca, ya que él, por negocios familiares pasó en varias ocasiones por la entonces Villa, me refiero a don Lucas Alamán, político e historiador nacido en Santa Fe de Guanajuato en 1792. Siendo hijo de una familia de industriales que se desarrollaban tanto en lo textil como en la producción de piezas de alfarería, tuvo contacto con el cura Luis Saavedra en Salamanca pues era él, el cura, quien tenía aquella legendaria fábrica de fina alfarería, prácticamente porcelana, que a una buena cantidad de personas sorprendió por su calidad y belleza (2) Lucas Alamán realiza sus estudios en el Colegio de la Purísima Concepción de Guanajuato. "Cursa Química y Mineralogía en el Real Seminario de Minería de la Ciudad de México. En 1814 viaja a España y recorre varios países europeos en donde estudia la tecnología moderna para la explotación de las minas. A su regreso el Virrey lo nombra Secretario de la Junta de Sanidad. En 1821 es electo diputado de las Cortes de la Provincia de Guanajuato y en España publica dos ensayos sobre la situación de minas en la Nueva España y las causas de su decadencia". (3) Siendo ya México un país independiente, en 1823 Alamán es convocado a formar parte del Gobierno Provisional ocupando el cargo de Secretario de Relaciones Exteriores e Interiores, luego de dedicarse por un tiempo a sus negocios personales en Guanajuato, vuelve a la vida pública, haciéndose nuevamente cargo de las Relaciones Exteriores, esta vez bajo la presidencia de Anastasio Bustamante, enfocando sus esfuerzos para definir los límites de la nueva República.
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La vida de Alamán es fructífera, pasa a la historia, por haber sido él quien, además de definir las fronteras norte y sur, funda el Archivo General de la Nación , el Museo de Historia, exitosas fábricas de hilados y tejidos de algodón en Celaya y Veracruz, organiza el Banco de Avío. "En el último gobierno de Santa Anna ocupa el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores en 1853, pero tres meses después muere víctima de una pulmonía este representante del pensamiento conservador mexicano que defendió siempre sus principios y luchó por transformar al país y su economía" (4). Lucas Alamán deja una buena producción bibliográfica, una de ellas, su magna Historia de Méjico, publicada en 1880 nos deja ver de primera mano como fue el desarrollo de la guerra de Independencia, aunque no siempre estuvo a favor del movimiento pues él pensaba que lo mejor para México era mantenerse dependiente de la Corona española pero con una cierta libertad y, sobre todo, a la par de las principales economías de la época, Inglaterra y Estados Unidos.
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Es precisamente en su Historia de Méjico, que encontramos un pasaje que refiere brevemente a Salamanca, en un hecho poco conocido y que es de vital importancia darlo a conocer en este 2010. El día en que el Señor del Hospital sudó.; cosaque se antoja como un espectacular milagro sucedido en Salamanca, algún día entre enero de 1811 y abril de 1812, la fecha no está bien determinada y es dentro de la sección titulada Estado de la Revolución después de la prisión de Hidalgo y sus compañeros, de la mencionada obra, que Lucas Alamán escribe en el Capítulo II:
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"Para aprovechar esta ventaja, hizo Trujillo marchar a Linares a Cuiséo de la Laguna , y al conde de S. Pedro del Álamo a Huandacareo. El primero, andando con parte de su división nueve leguas en la noche, sorprendió al amanecer el 6 de Junio a los insurgentes en tres casas en que se habían hecho fuertes en Cuiséo, sin que se escapase uno solo, y el conde de S. Pedro cogió e hizo ahorcar sin demora al teniente de justicia de Huandacareo, que se había encontrado en todas las principales acciones desde el principio de la revolución. Linares entonces recibió orden de volver a la provincia de Guanajuato, batiendo a su paso las reuniones de Carrasco, Ruiz y Luna, que se hallaban en Acámbaro, Salvatierra y Jerécuaro, recorriendo las poblaciones del bajío de Salamanca, hasta que por el nuevo aprieto en que se halló Valladolid en Julio, tuvo que volver allí, quedando definitivamente segregada esta división del ejército del centro y destinada a la provincia de Michoacán.” (5)
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Esta es, por decirlo así, la parte histórica escrita por Alamán, no dice mucho de Salamanca, fuera de los movimientos de los representantes de los ejércitos Realistas, desde el más importante, García Conde, pasando por Linares, el conde de San Pedro del Álamo (una de las personas más ricas de todo el Noreste de México en la época), y de que los movimientos de éstos se realizaban en la zona que va de Cuitzeo al Bajío, no encontramos más, en efecto, pero Lucas Alamán al mencionar el paso de los realistas por Salamanca, recuerda lo acontecido una vez y lo relata, como anécdota del escrito de la siguiente manera:
"En una de estas expediciones recibió orden de Calleja de castigar al pueblo de Salamanca, abrigo principal de Albino García, fusilando a varios de sus vecinos. Linares, mas inclinado a medidas de moderación que de rigor, templó la severidad de esta orden cuanto pudo; pero siempre tuvo que mandar hacer algunas ejecuciones; mientras que estas se verificaban en la plaza, se le avisó que sudaba el Señor del Hospital, imagen de Cristo crucificado muy venerada en aquel pueblo, que está en una capilla cerca de la misma plaza. Hizo examinar lo que era y encontró, que el sacristán para conmover al pueblo, había untado la imagen con un ungüento que se liquidaba y corría como sudor, con el calor de las muchas velas encendidas al rededor. Para castigar esta superchería, hizo azotar al sacristán, y siempre que pasaba después por Salamanca y lo veía, le preguntaba si sudaba el Señor del Hospital, a lo que el pobre hombre, temiendo la repetición del castigo, contestaba apresurado no, señor, no suda. El mismo Linares me contó esta anécdota" (6).
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En este estudio, que por gusto propio decidí adentrarme lo más profundo posible, he encontrado la que será sin duda, una de las más regocijantes anécdotas en torno a la historia de Salamanca y a la imagen del Cristo Negro del Señor del Hospital, rescatada por una persona del nivel de Lucas Alamán, sin duda, el guanajuatense más distinguido de la primera mitad del siglo XIX, es de un valor incalculable. Una vez más comprobamos que Salamanca, la del Bajío, Salamanca la de Guanajuato, es un lugar inmensamente rico en historia, leyenda y tradiciones.
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Bibliografía.
1.- 6 siglos de historia gráfica de México. Gustavo Casasola. Volumen VI. Editorial Gustavo Casasola. México, 1978.
2.- Salamanca, Recuerdos de mi tierra guanajuatense. José Rojas Garcidueñas, Editorial Porrúa, 1984.
3.- Protagonistas Guanajuatenses. Juan Hernández Aguado. Sin fecha ni editorial.
4.- Ibid
5.- Historia de Méjico, Lucas Alamán, Editorial Jus, México 1976
6.- Ibid.
¿Te interesa leer la monumental obra?
Efectivamente, es una anécdota, y muy buena, que podría haber derivado en leyenda si Lucas Alamán no la hubiera consignado en su obra.
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