Señores Miembros del Cuerpo Diplomático
Señor Gobernador del Estado de Guanajuato
Señores Secretarios de Estado
Señoras y Señores:
I
Llenos de satisfacción y orgullo asistimos a la inauguración de este magno centro industrial. Satisfacción y orgullo, porque este acontecimiento constituye un paso de gran trascendencia en el desarrollo de la Industria Petrolera Mexicana y en la solución del problema de distribución de combustible en el país; por ser esta refinería un nuevo centro de trabajo de gran magnitud, y especialmente porque su terminación significa un legítimo triunfo para Petróleos Mexicanos y para los técnicos y trabajadores a su servicio.
Debemos recordar aquí un hecho que revela la enorme y bien fundada confianza del señor Presidente de la República en el progreso de nuestra Industria Petrolera.
El día 31 de julio de 1947 se tomó la resolución de llevar adelante el proyecto de esta Refinería y de iniciar desde luego la compra de equipo y de los materiales necesarios. Contrajimos por este hecho un compromiso por Quince Millones Quinientos Mil Dólares, sin contar de momento con reservas suficientes para hacer frene a tan grande desembolso, y sin existir en el Presupuesto de egresos de la Institución partida alguna para este fin; no contábamos tampoco con la seguridad de obtener financiamiento, pero palpábamos el resultado de nuestros esfuerzos por aumentar la producción de crudo y derivados.
El Señor Presidente de la República tuvo fe en el desarrollo de Petróleos Mexicanos y en que el futuro aumento de sus ingresos permitiría hacer frene a los nuevos compromisos y autorizó nuestra resolución, el resultado de este gesto valeroso de nuestro Primer Magistrado se encuentra en la magnífica realidad que constituye la refinería que acabamos de visitar.
Tenemos a orgullo declarar enfáticamente que la construcción de este centro industrial, de los 450 kilómetros de oleoducto que lo surte de petróleo crudo desde Poza Rica, y de las obras conexas necesarias en aquel campo productor, y que significan en total una inversión de Treinta y Siete Millones de Dólares, han sido realizadas exclusivamente con los propios recursos de Petróleos Mexicanos, sin contar con ninguna ayuda financiera, ni del exterior ni del interior.
II
La Refinería de Salamanca y el oleoducto que la alimenta, constituyen una etapa importantísima en la vida de nuestra industria petrolera nacional, ya orienta primordialmente hacia la meta de la satisfacción y fomento de nuestros consumos, pues en el mercado nacional, con su prodigioso desarrollo será donde encuentre su solidez definitiva.
Nuestros sistemas de refinación y distribución se encuentran así orientados ahora hacia este fin y no específicamente hacia la exportación de petróleo, como ocurría antes de 1938.
Dentro de esta política, tuvieron singular importancia la construcción de la Refinería 18 de Marzo de Azcapotzalco y el aumento de la capacidad del oleoducto que la surte desde Poza Rica; obras que llevó a cabo el régimen del señor general don Manuel Ávila Camacho, siendo director de Petróleos Mexicanos don Efraín Buenrostro. La capacidad refinadora del centro de la República ascendió entonces de 12,000 barriles en 1938 a 50,000 barriles diarios en 1946.
La razón de ser de la Refinería de Salamanca, es la siguiente:
La producción petrolera mexicana está localizada en su mayor parte en la zona costera del Golfo de México y las antiguas refinerías se encontraban en los puertos inmediatos.
El consumo de la zona central del país representa el 75% del consumo nacional y el 25% restante corresponde a las zonas costeras de la República.
Hasta el momento de inaugurarse esta Refinería, es decir, ya contando con la nueva Refinería de Azcapotzalco, la capacidad refinadora de la zona central representaba solo 29% de la capacidad total de refinación, en tanto que la capacidad de la zona costera representaba el 71%. Había en consecuencia, un desequilibrio en la distribución de productos, ya que el mayor volumen de los consumidos en la zona central tenía que moverse por ferrocarril desde la refinería de la costa.
Por esta circunstancia, la distribución de productos petroleros ha significado una sobrecarga para los sistemas ferroviarios, y son bien conocidas las dificultades que la construcción geográfica de nuestro país ofrece al desarrollo de los sistemas de transporte.
La producción de derivados del petróleo ha sido siempre suficiente para atender el consumo nacional, pero las dificultades de transporte con frecuencia son motivo de escasez en algunas partes de la República, que lógicamente habrían de acentuarse conforme el consumo aumentara.
Para eliminar las dificultades del transporte se hacía, pues, necesario instalar una refinería en la zona central de la República, que permitiera efectuar una distribución eficaz, ya no desde las costas hacia la zona central, sino desde y para el centro mismo de la República. La elección de Salamanca como el lugar adecuado para la nueva refinería y la planeación de la misma fueron el resultado de un minucioso estudio sobre la demanda de productos y los medios de transporte, que fue llevado a cabo en el año de 1945. Se adquirieron desde entonces los terrenos necesarios, consistentes en 369 hectáreas y se inició asimismo, la construcción de los edificios.
Con la operación de esta Refinería de Salamanca, la capacidad refinadora de la zona central subirá al 43% de la capacidad total de la República, y por lo que hace al consumo nacional, se surtirá desde ella aproximadamente el 60%. De esta manera se logrará obtener una proporción equilibrada entre zonas de distribución y zonas de consumo.
Salamanca abastecerá las plazas de Durango, Zacatecas, Aguscalientes, León, Irapuato, Celaya, Morelia, Querétaro, San Luis Potosí, Uruapan, Zamora, Guadalajara y Tepic. En forma temporal abastecerá también parte del consumo de plazas de Chihuahua, Parral y Torreón.
III
Esta Refinería tiene capacidad para destilar 30,000 barriles diarios de petróleo crudo y los derivados que se obtendrán serán los siguientes: Mexolina, Kerosina, Casoil, Diesel, Tractomex, petróleo Combustible y Gas Licuado.
Se compone de planta de destilación primaria, planta de desintegración térmica, planta desulfurizadora para gasolinas, planta concentradora y purificadora de gases, varias unidades para tratamiento de productos, planta de vapor, planta de fuerza combinada termoeléctirca y de combustión interna, y además planta para servicios conexos y auxiliares, incluyendo laboratorio, talleres, habitaciones, comedores, pista de aterrizaje, y un sistema de llenaderas de auto-tanques y carros-tanques que se complementa con su amplia red de vías y con este grandioso taller de reparación de carros-tanque.
La construcción de las plantas se inició en el mes de agosto de 1948. Se emplearon 78,400 toneladas de acero y 19,600 toneladas de concreto. La mano de obra para la construcción ascendió a 9.870,400 hombre hora. Los materiales empleados fueron en un 30% de procedencia nacional y en un 70% extranjera. Para llegar a la Refinería los materiales recorrieron un total combinado de 275,000 kilómetros.
Es conveniente llamar la atención sobre las excelencias técnicas de las instalaciones, pues en todas ellas se han empleado los últimos adelantos, tanto en procesos como en materiales. Permítaseme opinar que además de ser técnicamente moderna, esta Refinería invita al visitante a disfrutar de la belleza de sus líneas y perfiles y de su distribución espaciosa y armónica.
Para alimentar la refinería fue necesario un oleoducto que partiera de Poza Rica y que recorre 450 kilómetros. La construcción de esta línea duró un año cuatro meses, su costo fue de setenta y seis millones quinientos mil pesos y, teniendo un diámetro de 32 centímetros, su capacidad es de 60,000 barriles diarios, en previsión de futuras necesidades.
La Refinería y el oleoducto debían terminarse al mismo tiempo y así sucedió en honor a las previsiones de nuestros técnicos.
Al realizar Petróleos Mexicanos el esfuerzo para concluir esta magnas obras dentro del plazo programado tuvo muy presente la extraordinaria importancia que para México tiene el factor tiempo, cuando bajo el impulso constructivo del régimen del Licenciado Miguel Alemán marcha nuestro país definitivamente por el camino de su industrialización. Consideramos que nunca podrá insistirse lo suficiente sobre este tema.
El dinero y los bienes materiales deben cuidarse con probidad, sobre todo si se trata de bienes que pertenecen al pueblo porque entonces son sagrados.
Es una verdad olvidada pero sabida y respetada, que el dinero perdido puede recuperare y que el tiempo, en cambio, se pierde para siempre. Para quienes trabajamos al servicio de Petróleos Mexicanos, ha sido siempre imperioso que esta verdad constituya el principio que gobierna todas nuestras actividades.
IV
Es necesario insistir sobre los beneficios que la Refinería de Salamanca reportará a nuestro país. Aparte de resolver el problema de la distribución de combustibles, que es su objeto principal, es importante:
1º.- Por significar una fuerte y provechosa inversión de capital mexicano; por construir una nueva unidad productora de gran capacidad y por ser un nuevo centro de trabajo para obreros mexicanos. La Refinería de Salamanca representa pues un incremento considerable para la riqueza nacional.
2º.- Porque es lógico esperar que un centro industrial de esta magnitud dará un impulso considerable al desarrollo de la zona donde está ubicado, estimulando el establecimiento de nuevas industrias que, desde luego, tiene asegurado un rápido y económico abastecimiento de combustible. El desarrollo industrial traerá consigo el del comercio y de otras actividades, económicas y el resultado será el incremento de la producción agrícola e industrial, así como del valor de la propiedad y, en consecuencia, una notable mejoría en el nivel de vida de los habitantes.
3º.- Al hacer la distribución de productos desde Salamanca, la fuerza tractiva ferrocarrilera que se empleaba para mover desde las costas y desde la ciudad de México, puede emplearse ahora para transportar otros productos industriales, lo que significará una distribución más eficiente.
4º.- Porque suspenderemos en muy considerable proporción las operaciones de trueque de productos que veníamos haciendo con los Estados Unidos para abastecer de gasolina y combustibles las plazas de Zamora, Guadalajara, Tepic, Acaponeta, Compostela, Ixtlán y Ruíz. La producción de Salamanca nos permitirá reducir las importaciones destinadas a estas plazas, con el consiguiente saldo favorable de divisas por los productos que para compensarlas se explotan.
V
La Refinería de Salamanca, cuya razón de ser hemos indicado ya, no constituye una obra aislada, sino que forma parte de un programa bien meditado y elaborado, que se orienta hacia el fomento del consumo nacional y a la correcta distribución de los derivados del petróleo.
México, señores, se encuentra en una etapa de gran importancia para el desarrollo de sus instituciones y para la conquista definitiva de su independencia económica.
En la obra del régimen, en las orientaciones que el Señor Presidente de la República da a la política de su gobierno, en las aplicaciones concretas que de esta política hacen sus colaboradores, en el espíritu que reina en las actividades de todos los sectores públicos y privados y en la conciencia el pueblo, se manifiesta esa convicción, animada por una fe inquebrantable en el futuro de nuestra patria, que se traduce en un impulso constructivo cristalizado ya en realizaciones magníficas.
La independencia económica es el complemento indispensable de la independencia política y la mejor garantía de victoria en la lucha contra la miseria.
Se ha dicho y repetido que la industrialización es uno de los signos que caracterizan el actual esfuerzo histórico de México y uno de los propósitos fundamentales del régimen del Señor Presidente Alemán.
Pues bien, después de mostrar con satisfacción y orgullo la espléndida realización que es esta Refinería "Ingeniero Antonio Manuel Amor", señalando sus características y haciendo hincapié en su importancia y en los beneficios que reportará a la economía nacional, quiero manifestar nuevamente la fe inquebrantable de todos cuantos trabajamos al servicio de Petróleos Mexicanos, en el futuro de la Industria Petrolera Mexicana, en la importancia de nuestros recursos naturales y en la capacidad de nuestros técnicos y trabajadores para desarrollarlos y para alcanzar las metas que la consolidación económica del país impone a Petróleos Mexicanos.
Nada ni nadie podrá detener a Petróleos Mexicanos en su marcha ascendente.
Lo ya realizado, la concentración cada vez más potente de nuestros esfuerzos, y la elevación cada vez mayor de nuestros entusiasmos, nos permite asegurar que cada día veremos crecer el número de campos descubiertos y la producción de aceite ir muy adelante de la demanda; que se construirán nuevos oleoductos y gasoductos; que se instalarán nuevas refinerías y se llevará a cabo la modernización de las existentes; que se mejorarán constantemente los sistemas de distribución y ventas; en una palabra, que Petróleos Mexicanos podrá rendir muy buenas cuentas al Señor Presidente de la República.
VI
Para terminar, deseo expresar a usted, señor Presidente, en nombre de la gran familia petrolera, compuesta por el personal de técnicos y por los trabajadores sindicalizados y de confianza, nuestro profundo agradecimiento por la fe que ha depositado en nosotros; por su constante ayuda y por su valiosas orientaciones. Muchas gracias, señor Presidente.
Este fue el discurso pronunciado por el Director de Petróleos Mexicanos, el Senador Antonio J. Bermúdez. Cada quién sacará sus propias conclusiones luego de leerlo, yo solo hago dos puntuaciones, la primera que el discurso viene firmado, según lo vemos en la imagen, por un Senador que habla en plural y se incluye dentro de la "familia petrolera". Esto se debe a que, efectivamente Antonio J. Bermúdez fue elector Senador de la República por su estado natal, Chihuahua, en 1946 pero no entró en funciones debido al nombramiento que hizo Miguel Alemán al tomar la Presidencia de la República el 1º de Diciembre de ese año, tiempo en el que la Refinería de Salamanca estaba ya en proyecto y que, según se dijo en el discurso, el 31 de Julio de 1947 se tomaría la decisión de comenzar a construirla. Este dato nos dice que fueron justo 3 años los que se tardó la obra, pues la inauguración ocurrió el 30 de Julio de 1950. En otra parte del discurso menciona que fue en Agosto de 1948 cuando las plantas comenzaron a construirse, entonces, deduzco que se llevó un año en preparar el terreno y dos en levantar las plantas.
Hay un detalle, que me parece una mera curiosidad, cuando el Senador-Director dice sobre la belleza del diseño industrial de las plantas de la Refinería de Salamanca y de pronto dice: "...esta Refinería invita al visitante a disfrutar de la belleza de sus líneas y perfiles y de su distribución espaciosa y armónica", quizá sea por eso que en los archivos fotográficos, sean los de ICA que los de la Fototeca Nacional, aparecen fotografías en blanco y negro en donde se aprecia esa linea "funcional" que prevalecía en el diseño de la época. Y algo más que dice el Senador-Director es: "...y con este grandioso taller de reparación de carros-tanque". Al leer la frase dentro del contexto del discurso vemos que habla de algo que, seguramente apunta con la mano en ese momento, y claro es, ya que la comida que se sirvió luego del discurso fue precisamente en el taller que menciona el señor Bermúdez.
Diario El Nacional. Página 4, Primera Sección. México, DF. Viernes 4 de Agosto de 1950.
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