Estamos ante otra auténtica joya de la Cartografía, digo que otra, porque hay un mapa que se publicó dentro del libro del canónigo silaoense, el Dr. J. Guadalupe Romero, en su libro que conocemos como Noticias, recordando que en ese tiempo los títulos de los libros eran bastante extensos. El que ahora localizamos es el que sacó otro canónigo, también del Obispado de Michoacán, el Lic. D. José María Arizaga en 1863. Siendo un mapa levantado por el representante del Obispo, lo hace de lo que era en ese año el territorio de la diócesis Michoacanensis, incluyendo a los estados de Guanajuato, Michoacán y parte de Guerrero.
Al ver a detalle los caminos que se marcan en ese 1863 que cruzan por Salamanca vemos ese del que siempre hemos hablado, el más conocido de todos, el que venía de Celaya, pasaba por Salamanca y continuaba a Irapuato.
El otro camino, que conocemos también, es el que va al sur, una vez cruzando el río Lerma, hacia Valle de Santiago, Yuriria, Uriangato, cruzando el lago de Cuitzeo para llegar a Tarímbaro y de allí a Morelia. Ambos caminos de herradura, con el tiempo se volvieron carreteras asfaltadas, incluso hay en la actualidad Autopistas en esas mismas rutas.
Y lo interesante está aquí, por eso agrando esta parte. Se trata del camino que venía de Salvatierra, pasaba por el lado occidental del cerro del Culiacán, cruzaba el río de La Laja por un punto cercano a Valtierrilla y llegaba a Salamanca, ahora entiendo la razón por la cual Iturbide ponía mucha atención a la Guarnición de Valtierrilla, pues por ahí se daba esa comunicación con la parte sur-este del la Intendencia de Guanajuato. También, ahora entiendo, por que el italiano Adolfo Dollero, cuando hace su viaje por el estado, en 1909, sale de Salvatierra directo a Salamanca.
El otro camino que partía de Salamanca, el que iba al norte, era el que acortaba la ruta a Guanajuato y, sobre todo, era el que no se inundaba cuando la Charca crecía en tiempos de lluvia. Salía de Salamanca por lo que hoy es la calle de Cazadora, llegaba a Temascatío y continuaba a la hacienda de Burras, de allí a Marfil para llegar al real de minas de Guanajuato.
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