viernes, 18 de julio de 2014

Giacomo Constantino Beltrami, su paso por Salamanca, 18 de diciembre de 1824.

   Fueron varios, muchos más de los que imaginamos, los viajeros europeos que pasaron por Salamanca en el siglo XIX, de ellos hubo uno que merece atención especial en sus relatos pues nos ofrece ciertos detalles de lo que era la vida cotidiana en la región. No esperemos encontrar allí descripciones fastuosas sobre la villa de Salamanca, sino ligeros esbozos que, al analizarlos, nos damos idea de cómo transcurrían los días por Salamanca, en este caso en 1824. Para ubicarnos en el tiempo, en México se había proclamado el primer Presidente de la República, Guadalupe Victoria, apenas el 10 de octubre de ese año. Beltrami desembarcó en Tampico el 14 de mayo, el recorrido que hace es largo, llegando hasta Tequila, en su punto más occidental, de allí enfila hacia Guadalajara, los Altos de Jalisco para luego entrar en el Bajío según lo podemos ver en este mapa del sito Arrieros.

   Nacido en Bérgamo, Italia, en el año de 1779. Estudió en su patria durante su juventud, llegando a dominar la práctica de algunos idiomas, entre ellos el francés; además de tener conocimientos de geografía, historia, matemáticas, física, química, etc. Desde muy joven viajó por varias partes de Europa. En 1823 recorrió parte de los Estados Unidos de América, donde descubrió las fuentes mayores del río Misisipí en Minnesota, mismas que desde 1868 llevan su nombre. En el mismo año de 1823 se trasladó a México por la vía marítima. Desembarcando en Tampico. De ahí pasó, sucesivamente, por San Luis Potosí, Guadalajara, León, Guanajuato, Celaya, Querétaro, San Juan del Río, ciudad de México, Puebla, Talxcala y Veracruz, en donde se embarcó para trasladarse a Europa.

    Beltrami estuvo en territorio guanajuatense hacia los últimos  días de 1824, primero en León, luego en Guanajuato (del 7 al 18 de diciembre) y finalmente en Celaya del 21 al 27 del mismo mes. En sus once días de estancia en la ciudad de Guanajuato, pudo apreciar los destrozos que había dejado la revolución de Independencia en la riqueza minera, la gran decadencia en que ésta se encontraba, los pocos habitantes que quedaban en la ciudad y la penuria de los mismos. Así como también la instalación y primeros trabajos de las dos compañías inglesas que por iniciativa del ministro de Relaciones Exteriores de la nación,don Lucas Alamán, estaban tratando de rehabilitar la minería local.

   Como resultado de su estancia en México escribió un libro en forma epistolar; editado en Francia en 1830, en dos tomos, con el título: Le Mexique. Europeo moderno, de sus tiempos, es un liberal por los cuatro costados, deslumbrado por la filosofía política de su momento, amante de las democracias, condenador de las monarquías absolutas o moderada, y por lo tanto de la iglesia católica, que creía vehículo de sujeción de los pueblos a los nefastos monarcas. Como muchos otros liberales de esa época odiaba al Estado español, porque representaba lo contrario a sus ideales sociales; en consecuencia su libro es una constante crítica a las instituciones, costumbres, usos, leyes y demás creaciones españolas, escrito con "ameno estilo y agudas observaciones". Beltrami murió en 1855 en Filottrano, Italia. (1)

   El paso de Beltrami se da el 18 de diciembre de 1824, era un sábado, dice que cruzo por el "vallecillo" de Marfil, esto nos indica que enfiló por la vía corta y que cuatro millas antes de llegar a Salamanca dobló en dirección oriente, esto nos indica que luego de pasar por Temascatío siguió por el camino que pasa por la que era la Hacienda de Cruces, esas "cuatro millas antes" debió haber sido el camino que ahora está convertido en el "canal de Sardinas", menciona haber estado en un pueblode indios, de nombre San Juan, por las referencias que da del río, indudablemente que se refiere al hoy barrio de San Juan de la Presa y a lo que conocemos por Adjuntas, que es el sito en donde el Laja descarga sus aguas en el Lerma. Menciona de una hacienda en ruinas a mitad de camino, quizá sea la del Molino de Sarabia. Todo indica que cuatro noches, las del 18 al 21 las durmió entre Guanajuato y Celaya, hay la posibilidad de que hay dormido en el único mesón que había por el rumbo norte de Salamanca: el de Temascatío pero él no lo afirma. Igual pudo haberse quedado en la hacienda de Doña Rosa o en el Molino de Sarabia, pero no lo sabemos, lo que sí, es que las condiciones imperantes en esa parte, en términos de alojamiento eran malas, apenas habían pasado 3 años de la Consumación de la Independencia y, recordamos, muchas de las haciendas del Bajío habían sido quemadas durante el movimiento de insurrección. 

   Hay algo sumamente curioso en su texto, dice de una "virgen taumaturga", creo se refiere a la del Socorro pues la ubica en el templo del convento agustino y menciona de su desaparición usando una metáfora por demás sabrosa: "todo lo que entra por la puerta del templo, sale ordinariamente por la puerta del convento". Ese último día de su paso por el rumbo de Salamanca enferma, al llegar a Celaya su remedio es una "èmètique", eso no es otra cosa que un vomito inducido.

   "Partí de esta capital el 18 de diciembre, con armas y equipajes, es decir, todas las piedras qeu dos mulas podían llevar; las otras, las envié por medio de los arrieros. Vos sabéis que Guanajuato es la capital del Estado del mismo nombre; su Congreso sigue también la verdadera línea del interés del país. Y he visto ahí instalar la Corte de Justicia y todo marchará bien, si los mexicanos saben evitar, por un acuerdo nacional los ardides de aquellos que tratan todavía de desunoirlos para condciurles de nuevo a la anarquía y al abasallamiento.

   Se sale de Guanajuato por el mismo vallecillo por donde se entró, por el vallecillo de Marfil. Yo tomé al sur el camino que conduce a Salamanca, que no vi más que de lejos; ya que ha 4 millas de esta ciudad di vuelta al este sobre el camino que conduce a Celaya. Hice alto en una hacienda en ruinas, a mitad de camino más o menos entre Celaya y Salamanca.

   Salamanca, de nombre célebre en España por su universidad, es la provincia del Bajío, una de las más ricas ciudades de México por la fertilidad de su suelo. Se me ha dicho que los Agustinos están ahí soberanamente establecidos, y que su iglesia, que es magnífica, poseía un tesoro en piedras preciosas, consagradas a una virgen taumaturga; pero los monjes, temiendo que ella no tuviese el poder milagroso de librarlos de la revolución, han juzgado a propósito de hacerlas desaparecer. Hoy, que todo está tranquilo, se podrían regresar a la virgen; pero todo el mundo sabe que todo lo que entra por la puerta del templo, sale ordinariamente por la puerta del convento, y seguido no regresa más. Dios sabe cuantas otras vírgenes sobrinas se engalanan ahora con esas pedrerías. Salamanca está al rededor de 36 millas de Guanajuato, directamente al sur.

   Fui al poblado de San Juan, habitado por aborígenes. Es después de este poblado, que las aguas que vimos escurrir de lo alto de la cordillera de las Escalieras, vienen a mezclarse, bajo el nombre de Laja, a otras que escurren de las cordilleras de Toluca, al sur, bajo el nombre de Lerma; y, juntándose ambas, toman el nombre de río Grande, o río de Santiago. Según la dirección del curso de estos dos ríos, nuestras fuentes serían entonces las fuentes orientales del río Grande y las del Lerma, sus fuentes meridionales; esto es lo que creo haberos indicado ya. Este lugar interesante está 8 millas, este, de Salamanca, donde el río comienza a llevar el nombre, nuevamente adquirido; y a 15 millas, oeste, de Celaya. Las aguas del río Grande llevan las riquezas de la irrigación a todas esas comarcas, desde el punto de unión que venimos de hacer notar, hasta su entrada en la laguna de Chapala.

   Desde hacía algunos días yo sentía estremecimientos que me anunciaban la aproximación de alguna crisis febril, en consecuencia de una fuerte constipación, atrapada bajo una lluvia con nieve sobre las montañas de Santa Rosa. Esta crisis se desarrolló en la mañana del 21, sobre el camino de San Juan a Celaya, y con tal violencia que no me fue posible sostenerme a caballo. Estuve obligado, durante el fuerte acceso, de tomar las sombra de un árbol por hospital; sin embargo, llegué en la tarde a Celaya. Estaba rendido, pero un buen "émetiqué", una buena purga y la quina me restablecieron bastante rápido a mi vigor natural. (2)

   El final del relato de su paso por Salamanca, me recuerda el de otro personaje que, también por aquí enfermó, me refiero al Emperador Maximiliano. Y para terminar me sorprendo con la buena cantidad de referencias que hay de Beltrami en algunos puntos de los Estados Unidos, en cambio por acá, en México, él fue uno más de esos curiosos turistas del siglo XIX que vinieron a maravillarse con nuestro país.

Fuentes:

1.- Rionda Arreguín, Isauro. Testimonios sobre Guanajuato. Gobierno del Estado de Guanajuato. Colección Nuestra Cultura. Guanajuato, 1989. pp. 249-250

2.- Beltrami, Giacomo Constantino. Le Mexique. Crevot, París. 1835. Hay una edición electrónica disponible de toda la obra. Lo relacionado a Salamanca está en el Tomo II, Carta 9. pp. 10-11. Hay una versión en español, esa la puedes ver aquí.

1 comentario:

  1. Lo comparto, aunque la enfermedad no estuvo a la altura de la narración,
    Gacias

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