Mucho tenemos pendiente por documentar no de fuente oral sino en base a documentos, de los talleres, telares u obrajes que hubo en Salamanca cuando aún era una Villa. Sabemos sobre la producción de guantes de gamusa que llegaron a tener premios en exposiciones internacionales, sabemos que en la villa la segunda fuente de trabajo luego del campo era la cosa textil, que hubo al rededor de 25 obrajes o talleres al finalizar el siglo XVIII y que en ellos se producían frazadas (sarapes) y rebozos, además de telas de manta.
Sabemos también que Patricio Valencia introduce tecnología de punta de la época (1840 aprox.) con sus máquinas de vapor para la producción de mantas y cambayas, que su fábrica se llamo Valencia y Compañía y que luego fue Eusebio González, su yerno, quien decide llevarse los telares a Soria, Salvatierra y Celaya pero que la producción de cambayas siguió hasta mediados del siglo XX en talleres de diferentes familias por el rumbo del llamado Barrio Alto, que era la parte oriente de Salamanca.
Pero, (siempre hay un pero), ante la producción textil de Puebla y la entrada de telas importadas, la industria salmantina se vino abajo... incluida la de rebozos que eran "los de Salamanca", es decir se cotizaban bien entre quienes conocían, a finales del XIX y principios del XX, los que aquí se confeccionaban.
En la Parroquia Antigua existe un acróstico que dejó el Gremio Textil en noviembre de 1974, es el único Gremio que se ha manifestado de este modo, dejando testimonio en el templo que fuera el principal de Salamanca hasta 1924, cuando la sede parroquial fue trasladada al "nuevo" templo del Señor del Hospital. En su momento el Gremio Textil fue el más importante de la población, eso da cuenta de lo grande que fue la industria textil en la localidad y justo en esta placa se menciona a los Obrajeros, Manteros, Reboceros y Canasteros, oficios que se congregaban en torno al mencionado gremio.
Es en la Edición del 20 Aniversario de la Revista Artes de México, dedicada al rebozo, que la investigadora Teresa Castelló Yturbide, incluye en su texto lo que por estos rumbos del Bajío se producía en materia de tan singular prenda. La edición corresponde al número 90, Julio-Agosto de 2008.
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