domingo, 9 de mayo de 2010

El Señor de Salamanca


Con tal nombre se venera un Santo Cristo en la dicha ciudad.


En los lejanos días de la Conquista era blanco, muy blanco, como hecho de marfil, blanco como la espuma del mar.


A sus pies lloraban de amor y gratitud los nativos del Bajío al conocer el beneficio de la Redención y ejecutaban en torno suyo las danzas con que antaño honraban a sus ídolos.


Parecióles a ciertos españoles escrupulosos que aquello podría tener algo de idolátrico y por tal razón escondieron la imagen.


Pero los indios la encontraron y raptándola la llevaron a Valtierrilla donde la enterraron.


Después de algunos meses de búsqueda la desenterraron los españoles para llevarla consigo. Pero el Santo Cristo quiso quedarse en Salamanca y para ello cambió de color. ¡Al desenterrarlo era negro como el azabache!


Este escrito, encontrado en el libro “El Bajío”, de José Zavala Paz. Editorial Frumentum. México, 1955. Da cuenta de cómo se ha ido deformando la historia del Señor del Hospital, dando pie a la creación de varias leyendas, como esta, que simplemente nos sorprende.



1 comentario:

  1. Benja:

    Mil veces mejor la Salamanca antigüa si la comparamos con la actual. Triste tanta destrucción de nuestros pueblos.

    Saludos,

    Alfredo.

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