Hemos visto como el territorio que ocupa actualmente Salamanca en la antigüedad era punto de confluencia de tres pueblos, el tarasco al sur, el guamare al norte y el otomí al oriente. Luego de la repartición del “botín de guerra” los españoles se asignaron enormes propiedades, estas tuvieron más o menos las dimensiones que cada pueblo prehispánico tenía y encontramos que, nuevamente, Salamanca se encuentra en un punto de conflicto, o más bien, en la tierra de nadie.
Era la época en que la agrimensura no existía y los territorios se marcaban con medidas un tanto cuanto virtuales, pues eran a “tiro de piedra”, o, “hasta donde la vista te alcance”, también se consideraba como medida “una jornada y media” y dentro de esa imprecisión se ubicaba precisamente la parte del río Lerma, llamado entonces el río Grande de Toluca en su parte más norteña en donde a una legua de distancia estaba la confluencia con el río Laja en el punto llamado “las Adjuntas”, si, en efecto, nos referimos a que Salamanca formaba los límites de los cuatro enormes territorios en que fue dividida la zona en encomiendas, a saber: al norte Luis de Castilla, al poniente Juan de Jasso, el que fundara las villas de León y Lagos; al sur Juan de Villaseñor y Orozco, cuyos territorios llegaban hasta el actual Cuerámaro, Irapuato y Pueblo Nuevo; al oriente Hernán Pérez de Bocanegra, mismo que luego sede o, en todo caso, se reasigna parte de su territorio y el conquistador Jerónimo López Trujillo, el viejo, al recibir la encomienda de Tarimoro queda en la indefinición si su territorio llega hasta las adjuntas o sigue siendo de Pérez de Bocanegra. En ese punto fue donde se erigió
El que denomino “botín de guerra” era el pago a los servicios que los conquistadores recibieron por parte de Hernán Cortés, las encomiendas se entregaron tres años luego de la caída de
Bartolomé Sánchez aparece como residente de la congregación de Irapuato que en ese momento formaba parte de
Es claro que siendo un estanciero o, mejor dicho, un encomendero, propietario de cientos de miles de hectáreas, y avecindado no en su propiedad sino en su residencia o mejor dicho, palacio, de la ciudad de México, lo que menos le preocupa es lo que en sus terrenos está sucediendo, si son totalmente aprovechados y más aun, si consideramos que el tal Sancho de Barahona es el conquistador de Guatemala o uno de sus descendientes, mismos que habitan en Guatemala, lo que pudiera pasar por acá, a tantos kilómetros (leguas) de distancia.
Es el Alcalde Mayor “que a la sason era de las dichas minas de Guanajuato”, Martín de Jasso, hijo del encomendero, Juan de Jasso; el comisionado para deslindar el territorio que se asignará a la nueva Villa, “en su comisión hizo sitar en forma a Jerónimo Lopes, Gaspar de Valdes vesinos y rejidores desta ciudad, Baltasar de
Del elenco que aparece en
Estos personajes son citados pues cada uno de ellos sería afectado en sus propiedades al serle asignado territorio a la nueva villa de Salamanca. “…y que el daño que se podía seguir al dicho Baltasar de
Esta Licencia y Mercedes de 1602 terminan de la siguiente manera: “…por la presente en su Real nombre, doy y consedo lisensia y facultad para que en la dicha parte de Baltierra junto a la dicha estansia de Barahona y el dicho rio grande se pueble de españoles conforme a la taza que se diere una villa, que se llame nombre e yntitule Villa de Salamanca por ahora y para siempre jamas…” (4)
Nos damos cuenta de que en todo el documento nunca se mencionó ni a Sancho, ni a Juan de Barahona, presuntos propietarios de la estancia donde se dice se fundó Salamanca, tampoco aparece el que se dice era administrador de la estancia, Baltasar López Ledesma. ¿Por qué? Pregunta que se nos antoja difícil de responder.
Fuente:
Apéndice 1. Licencia y Mercedes, otorgadas en 1602, por el Virrey Conde de Monterrey, para la fundación de
MUY BUENA INFORMACIÓN, QUE A TODOS LOS QUE APRECIAMOS LA HISTÓRICA NOS AGRADA
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