Lo comenté ya en el otro blog, que la Semana Santa, mejor dicho, el Jueves Santo, me trae recuerdos, muchos, de cuando Salamanca era más amable que en la actualidad. Por amable quiero decir que éramos en la cabecera al rededor de 20 mil, que los límites de la ciudad estaban bien marcados, que las direcciones no eran por calles sino por el nombre de los moradores de las casas, que había una operadora de teléfonos que nos saludaba, nos platicaba y nos conectaba "a la casa de..." sin necesidad de decir el número, en fin, eran otros tiempos. Lo que vemos en la toma es el altar mayor, mejor dicho El Monumento que se levantó en el templo de Nuestra Señora del Socorro del Puente.
Ayer, Jueves Santo, fui, en solitario, a hacer la Visita de las Siete Casas. Encuentro todo cambiado, considerando que mi punto de comparación es lo que sucedía en la Salamanca de los años sesenta del siglo XX. La toma que vemos ahora es el Monumento en San Gonzalo, pero no entiendo por qué el traslape de irle a bailar a San Gonzalo y de la venta de lechugas, si eso era propio de la festividad en su día que es el 10 de enero. El tiempo pasa y las costumbres cambian, diré.
En aquellos tiempos la solemnidad era eso: solemne. Los santos se cubrían con paños morados, ahora los vemos expuestos, como en El Monumento del Señor del Hospital en donde, a la derecha, vemos a San Batolomé, santo patrono de Salamanca que debería, según yo, estar cubierto... los tiempos cambian.
Mi cuarta casa hubiera sido la de San Agustín, solo que, era tal la multitud, que ni el intento de acercarme hice.
El Monumento en el Templo Expiatorio fue uno de los mejores que ayer vi. Fue en el único que recordé lo que eran los Monumentos de antes...
Este es el Monumento en el Santuario de Guadalupe, no sé desde cuándo se dejan las imágenes expuestas y no cubiertas, pero eran pocos los templos en donde vi la tradición, mejor dicho, en ninguno de los templos estaban cubiertas, cosa que sí vi en algunos de Valle de Santiago.
Fue entre cinco y seis de la tarde que hice el recorrido, razón por la cuál había tanta gente, pero, a pesar de que había carteles tratando de organizar el flujo, pocos lo respetaban, en resumen, un desastre. Agreguemos a ello las carreolas.... ¿qué necesidad?
El monumento en las Tres Caídas.
Aquello que antes se vendía, como parte de la tradición de la Semana Santa en Salamanca: charamuscas, muñecas de cartón y demás, ahora no fueron permitidas, estaban dispersas por donde buenamente se pudieron colocar. Ya ni que decir de la venta de ollas, cántaros, barro, peltre, esos estaban o por el río o por San Gonzalo.
Recuerdo que desde las cuatro ¿o cinco? de la tarde, se podían visitar los Monumentos, ahora, unas misas son a las 5, otras a las 6, otras a las 7, y la visita no se puede hacer si no está uno enterado de los horarios de las misas en cada templo, lo que vemos es el monumento en la Parroquia Antigua.
Para completar mis Visitas, seguí rumbo a San Antonio, corté por Matamoros y allí vi que en tres casas, casi juntas, había sendos altares.
Otros dos por Obregón...
A San Antonio tampoco pude entrar, había demasiada gente...
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